Capítulo 6 de Las Aventuras de Diblu

Paneha despertó en una sala sin iluminación, tenía sus heridas medio tratadas de una forma rustica, y se encontraba desnuda sin su arco, miro a su alrededor y se acurruco en una esquina, escuchaba rugidos, aullidos, aleteos y demás sonidos que la asustaban. A Paneha eso de pasar las noches sola la asustaba mucho. Le encantaba estar reunida con su grupo de amigos, cerca de una buena hoguera leyendo historias de sus antepasados.
La pequeña sala poseía un olor fuerte, olor a Orco, Goblin, Trol, o vayan ustedes a saber, cualquier bicho que de cerca y sin el arco asustaría a Paneha. No se atrevía a decir nada y simplemente se limitaba a respirar y oír la voz de Diblu en su cabeza de “¿Por qué ibas sola a conseguir los materiales? ¿Por qué no te llevaste a varios que te ayudaran a cargar? ¿Por qué porqué por qué?” Diblu la interrogaría para ver donde había dejado a sus compañeros logísticos.

“Vaya papelón, no solo tengo que salir de esta sino que después voy a tener que soportar al enano preguntando sus porqués”- Pensó- “De momento me preocupan más los orcos que el enano, veamos qué sucederá”

Dos plantas más arriba de donde se encontraba Paneha encerrada, teníamos a Numac sentado en una especie de mesa, tosca, de madera robusta y curvas deformes, detrás de él se encontraba Aizlen, un paladín elfo de sangre, con una armadura dorada como el sol, cabello casi blanco de lo rubio que era, y unos ojos verdes tan profundos como una ciénaga, era el protector de Numac, nadie se podía aproximar al jefe si él no lo dejaba pasar. A la derecha de Numac, sentada junto a él estaba Elibereth, también elfa de sangre paladina experta en curas y protecciones para todos los aliados, era un dolor de cabeza enfrentarse a ella, sus escudos eran conocidos por todo el viejo mundo y parte del nuevo. Numac confiaría su vida a ella y a sus irrompibles escudos como siempre, para ganar cualquier tipo de batalla. A la izquierda de Numac estaba Ezë el mata gnomos. Delante de ellos de pie esperaban el Draeni Yukky, la elfa de la noche cazador Bestalker y la druida elfa de la noche Dammars. Todos miraban con asombro a Numac, era el orco más grande que jamas habían visto delante de ellos.

-Acérquense- Dijo Aizlen sin moverse

Dieron unos pasos al frente hasta quedar casi pegados a la especie de mesa

-Sean bienvenidos mis nuevos aliados, miembros de mi nueva manada de sangre, amigos de armas que han probado su lealtad trayéndome a la Draeni que se haya encerrada abajo.-Se pronunció Numac mientras se levantaba y rodeaba la mesa ganando la espalda a los 3 que inmóviles oían sus palabras.- Aquellos que han cumplido casi lo que se les ordeno para entrar en la manada, aquellos que abandonaron a sus antiguos amigos por un futuro que solo yo y mi nuevo ciclo podremos proporcionar-Proseguía con su discurso- No juzgare a nadie por su raza o su facción sino por sus actos y la lealtad que me propinen a mi… y solo a mi…¿Quién hirió a la Draeni?

- Yo mi señor- Se giró Bestalker para darle cara al orco con una sonrisa en los labios

- Y no dije yo… ¿que la quería intacta para machacarla yo y solo yo antes de ver que hacíamos con ella?-La miro fijamente Numac

-Si… eso creo… pero… pero… le daba problema a los goblins y pensé que así seria mas rápido mi señor-Respondio Bestalker

Numac movió rápidamente su brazo derecho y atrapo por el cuello a Bestalker, y la levanto 2 palmos del suelo

-Aquí solo se cumplen las ordenes y no se interpretan, o sino pagaras por ello elfa-Bestalker no podía respirar- Has gastado la oportunidad tuya y de tus compañeros –Lanzo a la elfa contra una pared- A la próxima no te dejare en el suelo, confió en que los 3 nuevos hayan aprendido lo que hay que hacer y cómo hacerlo.

El miedo se podía respirar en la sala, Elibereth se levanto y con dos palabras le devolvió la respiración normal a Bestalker que jadeaba en el suelo, Yukky y Dammars se miraron aliviados.

-Ezë interroga a la prisionera y mira ver que saben nuestros “amigos” y que tenemos que esperar y cuantos son- Dijo Numac

- Si mi amo-Ezë se levantaba presto de la silla y salía de la sala.

Al otro lado del mundo, Diblu había trazado un plan, Salfuman había proporcionado información con sus contactos de que se la habían llevado a kalimdor, dado que habían cogido un barco en tuercespina hacia bahía del botín.
Tras ellos y mientras se terminaba de organizar el pequeño ejército de nuestros héroes, marchaban Javia, Punxeta, Khensyn, Nooelia, Knäck, Safiro, Agroj, Xavicu y el pequeño aprendiz Igneuss. Xavicu saco un portal a Darnasus y desde allí montaron en glifos relucientes rumbo a bahía del botín.

Cuando llegaron a bahía del botín  Javia organizo 3 grupos de rastreo. Javia, Khensyn, Safiro y Xavicu serían el grupo alfa, Agroj, Punxeta, Nooelia e Igneuss serían el grupo bravo, y Knack que prefería trabajar solo sería el grupo Charlie. El grupo Alfa exploraría Durotar, bravo se encargaría de los baldíos, mientras que Charlie inspeccionaría la bahía del botín y prepararía la llevada en barco de los demás guerreros con Diblu a la cabeza.


Tan pronto cuando partieron alfa y bravo, Knack miro a su alrededor, conto las barcas, los barcos, los goblins que veía a su alrededor y pensó por dónde empezar. Tenía que hablar con otros seres, el preferia matarlos, y más si eran verdes. Se miró en un barril de agua y vio que su melena estaba de punta como a él le gustaba y se dijo…

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