Capítulo 2: Las Aventuras de Diblu
Recordamos que estábamos en la reunión del consejo de nuestros héroes,
justo cuando se disponían a hablar entre ellos
-Bueno… comencemos- y sonó un mazo contra la mesa golpeado por la vieja
Punxeta.
-El motivo de la reunión de hoy se debe a un nuevo enemigo, acabamos de
exterminar al jefe de guerra y ya sale con fuerza un nuevo sucesor, su nombre
es Numac, el orco guerrero. Se está haciendo poco a poco con los barrios bajos
de Orgrimmar y posee apoyos en la Cima del Trueno, debemos localizarlo y llegar
a él lo antes posible, sería una catástrofe que un orco con tanto odio hacia
nosotros cogiera el mando de la Horda.– Expuso Salfuman basándose en los
rumores que había recabado.
- ¿Cómo sabes que nos procesa odio? ¿estas seguro de que es él, el orco
más fuerte para el mando de la horda?- Preguntó Rukki.
- La historia del odio… la puedo contar yo, es todo por una rivalidad de
guerreros entre Diblu y él, porqué bebería tanto Diblu, ¿Por qué? Nunca me
haces caso y mira que trato de impedírtelo, a quien se le ocurre juntarse hace
dos festivales de cerveza con un orco tan terco como tú y acabar siendo
enemigos de por vida, enano cabezón- apostilló Koto
.
- Javia, dame mi martillo y vamos a por él, yo provoco y tu cazas al
horda, que para eso te tenemos- y seguidamente eructó Diblu.
- ¿Quieres tomártelo en serio? Nuestra orden ha quedado muy diezmada en el
asedio de Orgrimmar no seremos mas de 50 con los reclutas nuevos y tratas de
meterte tu sólo con Javia con el nuevo príncipe de la Horda? Razona un poco,
¡no seas enano!- dijo Camile con una sonrisa de superioridad en la boca.
-¡Matar matar matar matar matar!- se escuchaba en el fondo de la mesa
junto a un rechinar de dientes, Agroj en estado puro rabioso, e impredecible.
-Seamos serios señores, la única opción a día de hoy es un pequeño grupo
de élite y un asesinato lo mas rápido posible como hicimos años atrás con algún
que otro orco- dijo Javia.
-Cuenta conmigo, mis flechas y despojo simultáneo para nuestro banco,
sabes que si voy yo siempre seremos más ricos- Paneha se frotaba las manos.
- Bien si están todos de acuerdo, montaremos un grupo de élite de 10 y tendremos
otro grupo de 15 para la distracción. El resto, en reserva por si se complican
las cosas y hay que reforzar algún lugar. Salfuman, pon a tus soplones a
trabajar y recaba información. Koto con tus pergaminos de investigación mira
ver que sabemos de Numac. Paneha te daremos una lista con toda la impedimenta
que necesitemos. Agroj prepara a los reclutas para la batalla. Belavi, reza a
la luz para que nos sonría esta vez. Rukki trata de encontrar algunos buenos
soldados extra, de diversas especialidades. Javia y Punxeta, coged 3 o 4 más y mirad si podemos conseguir ropas
hordas para infiltrarnos. Camile haznos frascos de batallas que hagan justicia
a la gran alquimista que eres, que Lolahr te ayude.
- YEP!- dijeron todos y marcharon de la sala.
- Y… ¿Nosotros?-dijo Garlopa
-Garlopa…tú y yo…primero…nos tomaremos una cerveza Enana, ¡saca un portal
a Forjaz!.- exclamó Diblu.
-¿Piensas en cerveza?...¿ahora?-respondió asombrado Garlopa.
- Claro, sino como esperas que haga los planes de asalto, necesito zumo
enano de cebada.
Con las órdenes dadas cada uno se dedicó a los cometidos que tenían.
Javia y Punxeta buscaron por Ventormenta a su escuadrón de asalto para
conseguir las ropas hordas, eligieron a Knack, un guerrero humano bastante poco
social y siempre con ganas de bronca, Safiro una cazadora elfa de la noche, era
mortífera bajo esa sonrisa y cara angelical, Khensyn un pícaro humano experto
en extorsión y Nooelia una Dk Draeni con corazón horda por haber sido criada
por orcos refugiados en Shattrath, ella posiblemente podría ser la llave para
conseguir ropas hordas sin derramar sangre o derramando lo menos posible.
Por otro lado, Agroj, junto a sus compañeros de armas Xavicu, un mago
humano brutal en los ataques congelantes y paralizadores, Avenur un elfo de la
noche druida experto en ataques mágicos y Nanku un Dk humano experto en el
cuerpo a cuerpo hasta el último aliento se pusieron manos a la obra con el
entrenamiento de los reclutas… era hora de sudar, mas sudor en tiempo de paz menos
sangre en tiempo de guerra.
Al otro lado de Ventormenta cerca de la entrada a la catedral, dos
guerreros un humano y un elfo preparaban un guiso de caracoles, mientras discutían
y se golpeaban, esperando que fuera comida útil para nuestros héroes. Esos
guerreros maestros del fogón eran conocidos por Santo y Nefritis
-Te he dicho que la cantidad de caracoles que estas poniendo en el
estofado tiene que ser el triple que el número de tomates y de verduras-Dijo Santo
-Es mi guiso de caracoles ¡Mi guiso mis normas! ¿Te queda claro?, Diblu y
los demás nunca han protestado que si mas tomate o menos tomate Santo-Aclaro
Nefritis
- ¡¡Callense y cocinen en voz baja!! Belavi esta concentrado dentro de la
catedral, no querrán que salga molesto con ustedes y se moleste Diblu porque no
nos hemos ganado la bendición, antes de la caceria de hordas.-Dijo con una voz
muy aguda Grae en su forma humana, era una sacerdote Huargen, muy creyente en
el dios de la luz encargada de representar a la Hermandad de los Héroes de la
Infantería en la catedral.
-Lo sentimos Grae no se lo digas a Belavi… pero que conste que mi receta
lleva el doble de caracoles, que para algo soy el maestro de caracoles-Tuvo que
decir Santo mientras volvía a pegarse con Nefritis lo más silenciosamente
posible.
Al otro lado del mundo, en Durotar, Numac hablaba con su mano derecha
Ezë, el Dk elfo de sangre famoso en todo Azeroth por la carnicería que propino
en Gnomeran........
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